En la Génesis del universo hubo reacciones nucleares que condujeron a la formación de elementos básicos, en la proporción justa, para que la vida orgánica, la nuestra, fuera posible. Un desarrollo distinto, de otra manera, habría dado origen a un mundo lleno de solo radiación. Podría alegarse que el suceso de la creación fue un evento meramente casual (vaya casualidad¡), pero nuevos desarrollos científicos nos colocan ante la inquietante posibilidad de que la existencia sea un hecho causal, con significado y propósito, en medio de un universo en que parecen regir el caos y la destrucción, pero también la creación y la armonía; todo lo cual hace posible que la vida sea manifestada, expresada.